e-Lider

1. Líder en un mundo nuevo

En un mundo cada vez más conectado y descrito como la era de la información, con equipos de trabajo dispersos alrededor del país y del mundo, con un incremento significativo de las negociaciones realizadas a través del correo electrónico, y cuando la globalización de mercados hace que el cara a cara suponga un privilegio destinado para unos pocos, transmitir liderazgo a través de las Nuevas Tecnologías de Información es un imperativo.


Según afirma la editora de The Economist Frances Cairncross en su libro The Death of Distance, la revolución actual está provocando la muerte de las distancias. Internet promete ser el canal de comunicación y distribución por excelencia, pero cuanto más alto es el nivel de tecnología, más alto tiene que ser el contacto humano (high tech / high touch).


En una sociedad con más de un millón de dominicanos conectados al internet y para el 2008 llegaremos 3 millones, los políticos deben empezar seriamente invertir en Tecnología de la Información y desarrollar herramientas para contactar a los ciudadanos, saber sus impresiones, comunicarle las ideas del partido, todo esto en tiempo real o en un corto tiempo (48 horas), si tener que realizar invenciones cuantiosa o perder tiempo en logísticas para enviar las informaciones a las provincias o las secciones, para poder asumir esta gran transformación de hábitos, el partido debe conectar a la velocidad que marcha la sociedad.


2. Cambiar y adaptarse

El poeta Charles Baudelaire ya mencionaba hace más de cien años que "las ciudades cambian más deprisa que el corazón de los hombres," expresando así el vértigo que induce la aceleración del cambio social. Las nuevas tecnologías, los contenidos y usuarios acabarán concurriendo en un mismo fin, afectando a la convergencia del poder y de las organizaciones.


Los conceptos de jerarquía o de autoridad cambiarán de lugar, influyendo principalmente en la forma de dirigir las personas. De hecho, el propio perfil del líder ya está cambiando. En el pasado, el discurso del liderazgo trataba primordialmente con la reputación de los individuos y sus dotes de logro. Los líderes eran personas especiales que realizaban cosas especiales, el resto eran seguidores que, tanto por miedo a desobedecer las órdenes como por comodidad seguían con lo que el líder decía y hacía.


Por lo general, los alumnos y simpatizantes del liderazgo siempre han vivido una histórica división entre líder y seguidor. La mayoría de obras entorno al liderazgo tratan sobre líderes, no sobre seguidores. La alta concentración de programas de liderazgo en escuelas de negocios fortalece la impresión que semejantes iniciativas se centran en producir solamente grandes figuras en negocios y gobiernos.


No hay espacio para el patito feo. Este juicio era propio de la estructura jerárquica de la mayoría de las organizaciones, con líderes como altos cargos directivos cualquier otra persona estaba muy por debajo. Era un organigrama diseñado para las necesidades de esos tiempos - una producción y distribución eficiente -. Los tiempos han cambiado. Son necesarias nuevas estructuras y nuevos pensamientos sobre el liderazgo.


3. Generar ideas

Analicemos la mayoría de las empresas que cotizan en el Nasdaq (The National Association of Securities Dealers Automated Quotation -el mercado de valores electrónicos en Estados Unidos con 5.000 compañías, que en 1999 registró el 85% de las empresas que salieron a Bolsa-).

Han nacido gracias a 'cabezas pensantes' de una media de edad de 28 años. Estos Silicon Valleianos (no se me ocurre otra manera mejor de calificarlos dado sus orígenes) son algo más que un nuevo prototipo de empresario. Adoran la diversidad, han vivido prácticamente sin estructuras y el trabajo en equipo es el claro exponente de su éxito. Son una generación, denominada por algunos Generación Web, predestinada a cambiar las reglas del juego.

Hemos observado el avance del e-commerce al e-business, de e-ducation a e-learning, pero en ningún momento hemos hablado de e-people, esa gran masa social afectada por esta evolución, y mucho menos del e-liderazgo: dirigir personas en todos sus niveles y contenidos dentro de este mundo digital.


4. Líder en Internet

El e-líder tendrá que gestionar la incertidumbre, aprender constantemente de sus experiencias, tener una gran capacidad de autocontrol y comunicación, y prestar atención a los que le rodean (virtualmente hablando claro está). Su valor se basará, básicamente, en su capacidad de e-educar, crear equipos virtuales y de involucrarlos para que trabajen con él en un proyecto común.


Los e-líderes serán cada vez más dependientes de sus subordinados para obtener la información necesaria, tanto si quieren como sino. Por el contrario, los e-seguidores serán grandes generadores de valor. Desaparecerá el mito del líder como personaje heroico y carismático, y del seguidor como puro sirviente de lo que el líder dice o hace. La relación líder-seguidor tomará una nueva dimensión, habrá equipos y no individuos encargados de asumir la dirección, basada en su totalidad en un compromiso, afección y confianza mutua.


5. Reinventarse cada día

En una sociedad tan compleja y tecnológicamente sofisticada como la nuestra, la mayoría de proyectos sofisticados requieren la dedicación y contribución coordinada de muchas personas de talento que trabajen juntas.


Tanto si la función consiste en construir una empresa global o en descubrir los misterios del cerebro humano, no se lleva a cabo gracias a una única persona. Esta sociedad ofrece cada vez menos espacios en los que es suficiente con la acción individual.


Si con el arquetipo tradicional de liderazgo existe el gran debate de sí el líder nace o se hace, con el e-liderazgo no habrá espacio para plantearse la primera opción. El e-líder tendrá que ser el fruto de una reinvención continua propia del avance de Internet y de los nuevos cambios en la sociedad.


Por Mario C. Robles
Deusto Formación

Comentarios